Héroe, palabra distorsionada, cínicamente mal utilizada. Cuando pensamos en un héroe, pensamos en esas personas dotadas de grandes poderes, en esos entes de ficción que nos asombran con sus habilidades extrahumanas, pensamos en todas las construcciones míticas de poder sobrenatural, pero nunca pensamos en el poder innato que tenemos como seres humanos, el poder de cambiar nuestra realidad.
Héroes, también se piensa en ellos como aquellos que toman armas para ajusticiar a otros, su poder reposa en los brazos del estado y de sus ramas no licitas organizadas, brazos justicieros con licencia para matar y maltratar la sociedad, el pueblo, este pueblo.
Apología es una referencia a la justicia de un imaginario colectivo, en este caso específico del personaje de ficción “Batman”. Este héroe humano, que se construye a partir de su clamor por la justicia. Si se pudiese traer a nuestra realidad, a nuestra construcción histórica y social, no se sabría si alcanzaría para salvar a este pueblo de la injusticia predominante y absurda. 
Apología es una referencia al héroe callado, el héroe de a pie, mundano. Al héroe natural, al héroe indígena, al héroe campesino, al héroe invisible ante el estado y la sociedad.